Imagen de una Brújula / Pixabay.com La amabilidad que se transmite constante puede ser de gran ayuda. A medida que el sol derrite el hielo, la prudencia se convierte en mesura y la bondad provoca que se evaporen los malentendidos, la desconfianza y la hostilidad. Amabilidad, espíritu generoso y sentido del humor se convierten en una medicina muy curativa. Y ahí estás tú, con esos ojitos negros, rasgados y constantemente risueños. Aún cuando me haga viejo yo seré el mismo y aún cuando me llene de canas, yo te seguiré sosteniendo. Tal como lo he hecho siempre hasta ahora... Te llevaré, te sostendré y te salvaré. Se que el cambio dolió, que pasaste unos momentos de incertidumbre... No estaba perdido, no había nadie más... Solo fue un momento que marcó un antes y un después... Tú que estuviste, estás y por siempre estarás aquí conmigo, por que nadie me hizo tanto bien de una forma tan desinteresada. Solo estás, me acompañas en este furioso y egoísta mundo jejeje y esos oji...