En una noche de lluvia
Una noche de lluvia incesante nos atrapó y todo nos llevó a unir nuestras ganas desde que apenas se hacía de noche hasta llegar a traspasar la madrugada. Era la primera vez que me invitaba a subir a su piso, Sube mientras llueve -Me dijo-
Nada más atravesar la puerta de su vivienda comenzamos a besarnos y esos suaves besos llenos de pasión que nos dábamos nos excitaron demasiado. Nuestros cuerpos comenzaron a entrelazarse dando así paso al placer que ambos deseábamos, desbordando sobre nuestra piel ese deseo oculto... De pronto, de tus labios surgió la palabra detente mientras mis brazos sin control te apretaban contra mi cuerpo con un deseo ya desmedido.
El olor de tu piel, su suavidad y su tibieza al tacto fue el detonante. Es imposible parar y contener estos sentimientos. Sentimientos profundos que van creando el vinculo de fuego. Piel con piel, mis manos impacientes recorren el contorno de tú cuerpo y loco de deseo por rodear tu cintura apretando tu cuerpo más contra el mío busco el contacto de tus pechos sobre mi pecho impregnándote del aroma de mi piel, suplicabas de deseo por sentir la calidez de mis caricias y así derritiéndome entre candentes deseos por hacerte mía te abracé.
Nuestros cuerpos se incendiaron con el roce, nuestra piel cada vez más sensible. Te sentías ansiosa de probar y gozar, 🔥 el momento se tornaba mágico. Nuestros sexos al desnudo, alce tu cuerpo y tus piernas rodearon mi cadera, lentamente fui descendiendo tú cuerpo llenándote de mi, adentrándome hasta lo más profundo de tu ser mientras tu cuerpo me brindaba una cálida y húmeda bienvenida.
¡Qué delicia mi amor! ...
Que delicia se escapaba de tu boca una y otra vez en deseos ahogados de placer. Excitada no dejabas de jadear mientras con tus manos destrozabas mi camisa. La poca ropa que aun nos cubría se volvieron pesadas e inevitablemente cayeron al suelo con el resto de prendas.
Con el vaivén de nuestras caderas cada vez más intenso el combate de nuestros cuerpos ardían de pasión. Éramos dos almas poseídas entregándonos a las pasiones más lascivas, tú cuerpo se estremecía con cada penetración, en cada embestida deseaba llenarte más, desde tu alma brotaban gemidos de placer, tus uñas arañaban mi espalda y tu boca mordía mi piel mientras implorabas que no parase... Sigue, sigue... 🚀😍🥰
A la mañana siguiente recuerdo despertar y verla dormida. Verla abrir los ojos y dedicarme su primera sonrisa del día me estremeció de placer. Ahí afuera aún llueve pero aquí se esta genial...
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